domingo, 25 de octubre de 2009

¿Han perdido la autoridad los profesores?

PEDRO MARÍA URUÑUELA NÁJERA 12/10/2009

http://www.elpais.com/articulo/opinion/Han/perdido/autoridad/profesores/elpepusocedu/20091012elpepuopi_1/Tes

Comienza el nuevo curso escolar y reaparecen opiniones sobre la situación que se vive en las aulas, describiéndola en términos preocupantes, como marcada por la violencia psíquica y física que ejercen los alumnos hacia sus profesores, concluyendo que la situación es insostenible. A continuación, se proponen soluciones, la principal de las cuales es reintegrar de nuevo al profesorado la autoridad perdida, reforzando su poder sobre los alumnos. El lector se plantea dos cuestiones: ¿Qué situación se está viviendo en los centros educativos? ¿La solución necesaria es la recuperación de la autoridad perdida y su refuerzo entre el profesorado?

Podemos consultar el amplio estudio que en el curso 2007-08 llevó a cabo el Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar; en él participaron 301 centros de Educación Secundaria de todo el Estado, 23.100 alumnos/as y 6.175 profesores. Su elaboración, concreción de preguntas, aplicación y elaboración de conclusiones se llevó a cabo por consenso de las diecisiete Comunidades Autónomas y de los representantes del Ministerio de Educación.

La situación que describe el estudio puede calificarse de buena, aunque persisten problemas que es preciso abordar a fondo. La mayoría del profesorado y del alumnado (entre el 85 y el 90%) valora positivamente el clima de convivencia que hay en el centro y las relaciones entre alumnos, entre profesores y de ambos entre sí. El profesorado considera que su trabajo es importante, se siente orgulloso de trabajar en su centro, valora como muy alta la calidad de las relaciones que mantiene con sus compañeros y piensan que son bien valorados y apreciados por sus alumnos. Parecida opinión mantienen los alumnos respecto de sus relaciones con los compañeros, los vínculos de amistad que mantienen con otros compañeros y el buen nivel de integración existente.

Pero también pone de manifiesto problemas de convivencia; la mayoría de los profesores mantienen una relación difícil con otros sectores no profesionales y más del 10% manifiestan que dejarían la profesión si pudieran. Asimismo, un 15% del alumnado desearía cambiar de centro y destaca sus dificultades para una buena relación con otros compañeros. También hay dificultades de relación entre los distintos sectores educativos. Un 1,5% del profesorado dice haber sufrido con frecuencia o muchas veces insultos por parte del alumnado y un 0,6% haber sido objeto de agresiones físicas. En cuanto a la interacción de las familias con el profesorado, el 0,7% reconoce haber recibido con frecuencia un trato ofensivo por parte de los padres y un 0,2% habérselo dado a los padres. Pero, aun siendo poco frecuente el trato ofensivo entre familias y profesorado, la violencia entre ambos es especialmente significativa e indicadora de un déficit muy grave en la tarea educadora.

Como obstáculos importantes para la convivencia en los cense detectan, además del acoso entre iguales, las "conductas disruptivas" que llevan a cabo los alumnos hacia sus profesores: hablar en clase, interrumpir al profesor, levantarse y desplazarse por el aula, no llevar el material necesario para la actividad, contestar inadecuadamente al profesor, etc.; estas conductas no son consideradas como importantes por lo alumnos, pero son las que más preocupan al profesor y las que más inciden en su moral y motivación profesional.

¿Los problemas son de falta de autoridad, de permisividad del centro o de algunos profesores? ¿Se solucionarían con más "mano dura", incremento de las sanciones y refuerzo del poder del profesorado? Como siempre en educación, el problema es complejo, en él inciden varias variables y precisa soluciones complejas, sin simplificaciones que no llevan a ninguna parte.

Estas conductas de los alumnos en las clases son síntoma de problemas más profundos e importantes y, sólo si se abordan desde su complejidad, encontrarán solución. Centrarse únicamente en el refuerzo de la "autoridad" del profesorado es utilizar un tratamiento sintomático, pero no causal, de los problemas.

Un análisis de las situaciones conflictivas en las clases nos muestra que tienen lugar, sobre todo, en la educación secundaria y, dentro de ella, en 2º y 1º de ESO; tres de cada cuatro incidentes están protagonizados por alumnos y uno por alumnas; dos tercios de los alumnos disruptivos son repetidores, lo que muestra que es un fenómeno asociado al fracaso escolar; una cuarta parte del alumnado acumula el 70% de las sanciones, el mismo porcentaje que se da entre el profesorado a la hora de sancionar, ya que un 75% del mismo apenas tiene problemas; no todas las asignaturas suscitan similares problemas, que se acumulan más en unas que en otras, y están muy vinculados a la metodología y recursos de estos profesores; por último, influyen claramente factores organizativos, con más frecuencia disruptiva a principio de curso, los primeros días de la semana y, según el recreo, a últimas horas de la mañana.

Estas conductas disruptivas son síntoma de problemas más profundos. En primer lugar, de la inadecuación de los contenidos curriculares a los intereses y niveles de los alumnos: sobrecarga en contenidos, academicismo, primacía del currículo sobre los intereses y preocupaciones de los alumnos; así, en el estudio del Observatorio un 34% del alumnado manifiesta no entender la mayoría de las clases y un 67% que éstas no despiertan su interés.

En segundo lugar, el sistema educativo aún no ha encontrado cómo tratar eficazmente la diversidad de los alumnos; en épocas anteriores sólo estudiaban determinados grupos de alumnos y había itinerarios para encauzar a los buenos, los menos buenos y los malos estudiantes. Ahora, la educación atiende a todos, chicos y chicas con distintos intereses, motivaciones, actitudes, etc.; la rigidez del currículo, la inflexibilidad de los programas, la uniformidad de las enseñanzas son todavía obstáculos importantes que impiden la adecuada atención a la diversidad del alumnado.

En tercer lugar, la organización de los centros de secundaria es la misma que atendía a alumnos seleccionados y motivados. Un ejemplo, el profesorado se organiza por departamentos didácticos, cuando los problemas se concentran en grupos concretos de 2º A o 1º C; ¿Cuándo se reúne el profesorado que da clase a estos alumnos para analizar estas situaciones y establecer criterios comunes de actuación, ya no organizados por asignaturas? No hay espacio ni tiempo previstos para ello.

En cuarto lugar, y no menos importante, la falta de formación para abordar estas situaciones que caracteriza al profesorado de secundaria. Con una pésima formación inicial, la mayoría tiene que llevar a cabo un aprendizaje de "ensayo y error", aprendiendo sobre la marcha y en solitario cómo hacer frente a estas situaciones.

Tantos variados factores, que explican las dificultades para dar clase hoy en secundaria, no pueden reducirse a una simple falta de "autoridad". Es cierto que estas situaciones afectan profundamente al profesorado y minan su motivación. Y es preciso apoyar todo lo posible a los profesores, especialmente a quienes viven mayores dificultades para impartir sus clases.

Hay medidas que corresponden a la administración educativa, dotando a los centros que más dificultades encuentran con más recursos humanos y materiales e introduciendo los cambos normativos necesarios. Sólo desde planteamientos de inclusión de todos, de adecuada atención a la diversidad y de garantía del éxito escolar para todos se podrán solucionar estas situaciones. Es preciso contar de verdad con los padres y madres, no verlos como peligro a evitar, sino como colaboradores necesarios e imprescindibles para la educación. Y hay que apoyar al profesorado con más formación, más trabajo en equipo, mayor facilitación de su docencia y eliminación de trabas burocráticas innecesarias.

Sobre todo hay que contar con el propio alumnado. ¿Qué papel, qué protagonismo tienen hoy los alumnos en los centros de secundaria? Frente a opiniones que pueden circular por ahí, los alumnos son los grandes ausentes del proceso educativo, sin que se cuente apenas con ellos en cuanto a valoraciones, opiniones y decisiones para la mejora de los centros. Y, por experiencia propia, mejoran mucho las condiciones y las situaciones problemáticas cuando se les da a los alumnos la oportunidad de diseñar y formar parte activa de las soluciones.

Reforzar la "autoridad" del profesorado no es solución si la medida no va acompañada de otras decisiones. No hay que olvidar que la autoridad no se otorga y concede, sino algo que se consigue y se obtiene. Además, hablando de reforzar la "autoridad" del profesorado, ¿no se están confundiendo los conceptos y se está queriendo decir que la solución es reforzar el poder de los profesores? A diferencia del poder, caracterizado por la capacidad de conseguir determinadas conductas a través de recompensas y castigos, la autoridad se basa en la capacidad de influencia, en el prestigio moral que convence a las personas para que, sin necesidad de recurrir al poder, asuman determinadas conductas.

La educación sólo es posible desde la autoridad moral del profesorado; desde el poder es muy difícil, por no decir imposible, educar personas autónomas. Trabajemos por reforzar la verdadera autoridad del profesorado y por reforzarla con otras medidas imprescindibles para la mejora de nuestro sistema educativo.

Pedro Mª Uruñuela Nájera es catedrático de Filosofia e Inspector de Educación

sábado, 24 de octubre de 2009

Alrededor del 42% de los chavales de 15 años ha repetido curso alguna vez


  • En el curso 2007-08 había 433.000 alumnos de 15 años matriculados.
  • El 42,36% de estos alumnos no estaba en el curso idóneo para su edad.
  • Existen grandes diferencias entre comunidades autónomas.

D. R.. 21.10.2009 - 21.19 h

En el curso 2007-2008 había en España 433.000 alumnos de 15 años matriculados. Sólo el 57,7% de ellos estaban en el curso que le correspondía por su edad (tasa de idoneidad), es decir 4º de ESO. Mientras, el 42,36% había repetido alguna vez y por eso no se encontraba su nivel correspondiente. Entre los de 14 años (que deben estar en 3º de ESO) la tasa de idoneidad era del 63,3%.

Además, esta estadística, del Ministerio de Educación, refleja grandes diferencias entre unas comunidades autónomas y otras. Estos datos repiten el patrón clásico que diferencia el nivel de educación siempre en perjuicio de las regiones meridionales y las islas: Ceuta, Melilla, Canarias, Extremadura, Andalucía y Murcia.

Diez años de descensos

Un reportaje publicado en la revista Magisterio con estos datos constata además que esta tasa de idoneidad marcó su máximo en 1999, cuando alcanzó el 64,6% entre los alumnos de 15 años y el 77,5% entre los de 14. Ahora, como se ha dicho, se sitúan respectivamente en el citado 57,7% y 66,3%.

Es decir, que tras el incremento producido en la tasa de idoneidad en los años 90, en la última década no ha dejado de reducirse.

"Este descenso de la tasa de idoneidad es un efecto del sistema educativo", señala con rotundidad Carmen Guaita, portavoz del sindicato de profesores Anpe. Guaita reclama que en el próximo pacto estatal sobre educación se flexibilice la educación secundaria, para afrontar la desmotivación que, a su entender, muchos alumnos sufren al ser obligados a seguir un itinerario muy rígido: "El problema es que estén todos haciendo lo mismo".

Los jóvenes que desayunan mal rinden menos


Sólo un tercio de los chicos de 12 a 17 años se alimenta bien por la mañana

CARMEN GIRONA - Madrid - 11/11/2008

Son 7 de cada 10 adolescentes los que toman un desayuno insuficiente, y la calidad de esa alimentación está directamente relacionada con la nota media del curso, aunque dicha relación no es proporcional cuando se analizan las diferentes asignaturas. Éstas son algunas de las ideas que se desprenden de un estudio coordinado por María Victorina Aguilar Vilas, directora del departamento de Nutrición, Bromatología y Toxicología de la Universidad de Alcalá de Henares de Madrid. En la calidad de la alimentación de primera hora influyen, además, otros factores, como el estado nutricional del joven y la situación económica, cultural y social de la familia.

Para evaluar la calidad de la primera comida del día el grupo madrileño clasificó los desayunos en "completo" (cubre el 25% de las necesidades diarias de energía e incluye alimentos de cuatro grupos: lácteos, cereales, frutas y aceites), de "buena calidad" (contiene los cuatro grupos pero no llega al 25% del aporte energético), de "mejorable calidad" (alimentos de tres grupos), de "insuficiente calidad" (sólo de dos), y de "mala calidad" (no se desayuna). Para evaluar el rendimiento se usó la nota media final del curso y la de seis asignaturas obligatorias relacionadas con la comprensión, la memoria y la actividad física.

En el estudio, publicado en el número de julio y agosto de la revista Nutrición Hospitalaria, han participado 467 escolares de 12 a 17 años del curso 2003-2004. Los datos revelan que el 3,65% no desayuna; otro 3,65% toma un desayuno de insuficiente calidad; el 68,29% toma uno de calidad mejorable; el 29,7%, un desayuno de buena calidad, y sólo el 4,88%, un desayuno completo. El trabajo también revela que las chicas desayunan peor que los chicos: el 3,33% de las de 12 a 14 años y el 8,33% de las de 15 a 17 van al colegio sin haber tomado nada. Asimismo, sólo el 4,17% de las chicas mayores toman un desayuno completo, frente al 18,18% de los chicos.

Respecto a la nota media, los datos reflejan que cuanto más completo es el desayuno, mejores notas (6,18 para los que desayunan mal y 7,17 para los que toman un desayuno completo). Por asignaturas, a mayor calidad del desayuno, mejores notas en las asignaturas que precisan mayor concentración.

La mayor diferencia se encuentra en Física y Química (un 2 para los que toman un desayuno de mala calidad y un 7 para los que toman uno completo), así como en Matemáticas y Ciencias Sociales. No ocurre lo mismo en Biología y Lengua, en las que las calificaciones no se correlacionan con la calidad del desayuno y, además, son ligeramente superiores en los estudiantes que toman un desayuno deficitario. Una situación paradójica ocurre en Educación Física, en la que a peor calidad, mejor nota (7,40 frente a 8,33).

"El factor nutricional es muy importante, pero obviamente no se puede aislar de otros, como el económico, el nivel cultural de la familia, las creencias religiosas, el estado nutricional general del niño, etcétera. Por tanto, es un poco difícil establecer estas diferencias. Nosotros hemos valorado todos los macronutrientes, proteínas, hidratos de carbono y grasas, y los micronutrientes más importantes, como hierro, calcio, sodio, vitaminas C y del grupo B. Pero hay muchos más que pueden estar relacionados con la función cognitiva, como el yodo", dice María Victoria Aguilar.

La investigadora resalta la importancia de un desayuno completo antes de salir de casa para rendir tanto física como mentalmente y, cuando no es posible, la conveniencia de compensarlo a media mañana. "Lo ideal es que entre el desayuno y la media mañana se consuma el 30% de la ingesta total de calorías diarias. Así, un adolescente con una actividad física normal puede necesitar unas 2.000 kilocalorías, y con ingerir unas 500 en el desayuno sería suficiente. Esto equivale a un vaso de leche con una ración de cereales de 30 a 40 gramos (la mayoría de cereales están tratados y llevan grasa) y un zumo de dos naranjas. En lugar de los cereales se puede tomar una tostada con un poco de mantequilla y mermelada", añade.

Además de interferir en la función cognitiva, un desayuno incompleto o el ayuno prolongado puede causar problemas metabólicos, bajadas de presión arterial, hipoglucemias, apatía, fatiga y obligar a comer más de la cuenta al mediodía, lo que sobrecarga la actividad de otros órganos como el páncreas. La conclusión final es que hay que idear fórmulas para que los jóvenes hagan un desayuno completo en casa, y una de ellas es diversificar los alimentos que se toman.

domingo, 18 de octubre de 2009

Más de 7.000 personas están en lista de espera para cursar Secundaria en Madrid

  • Este año ha habido 5.000 solicitudes más que el curso pasado para estudiar en las 134 escuelas de adultos de la región.
  • Aun así, la Comunidad de Madrid dispone de 70 profesores menos para dar las clases en las aulas.

OCTAVIO FRAILE. 05.10.2009

Más de 7.000 madrileños mayores de 16 años se las van a ver y desear para poder cursar Secundaria este año. Es el número de personas que permanecen en lista de espera para estudiar en algunas de las 134 escuelas para adultos que hay en la región, según datos facilitados por CC OO.

Esta cifra contrasta con la del año pasado, cuando la espera era de 3.000 personas. Las causas de este aumento obedecen a dos motivos: el paro, que hace que el número de solicitudes haya aumentado espectacularmente (de 62.000 a 67.000; es decir, 5.000 más), y el menor número de profesores contratados por la Comunidad para dar clase este curso. Son 70 menos.

"El 55% de estos nuevos solicitantes son desempleados que, al quedarse sin trabajo, intentan mejorar su formación obteniendo el título de Secundaria. Otro 25% son estudiantes mayores de 16 años (la edad obligatoria hasta la que se exige escolarización) que acumulan años de fracaso escolar en su expediente", explica Gabriel Montes, encargado de Enseñanza en CC OO-Madrid.

Las áreas más afectadas por este enorme tapón son la zona sur de Madrid y la capital. En Parla, por ejemplo, el Ramón y Cajal acumula una espera de 680 estudiantes: "Aquí no cabe nadie. Ya no podemos meter a más alumnos en las aulas. Hay algunas que acumulan hasta 40 estudiantes por clase", asegura un portavoz del centro.

Según ha comprobado 20 minutos, prácticamente todas las escuelas para adultos de la región tienen lista de espera, aunque las cifras varían mucho. En el Cepapub de Colmenar Viejo hay 31 personas; mientras que en el Agustina de Aragón de Móstoles ya hay cerca de 200.

La situación es tal que en los municipios más cercanos a Castilla-La Mancha, como Alcalá de Henares o Pinto, muchos alumnos están incluso siendo derivados a centros de la comunidad vecina ya que ahí no hay lista de espera.

No es obligatoria

El Gobierno regional, por su parte, no ha dado aún cifras sobre esta lista de espera ya que el cupo todavía no se ha cerrado (pese a que las clases ya han comenzado). Además, se acogen a la no obligatoriedad de este tipo de enseñanzas. Aún cabe, sin embargo, la posibilidad que se contrate a algún docente más para arreglar el problema. El director del Área Sur, por ejemplo, ha solicitado ocho profesores más para hacer frente a la demanda.

La otra opción para estas 7.000 personas que deseen sacarse el título de secundaria es más cara: acudir a la enseñanza privada, donde se paga una media de 70 euros al mes por la preparación.