domingo, 29 de marzo de 2009

El Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, propone erradicar el tuteo en las aulas para restablecer el respeto al profesor

http://www.20minutos.es/noticia/251811/0/mugica/tuteo/colegios/

EFE. 25.06.2007 - 15:08h
• Un trato de usted no significa que haya una "ruptura o una diferencia".
• De esta forma se respetará más al docente.
• ¿Qué te parecería a ti ?
El Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, explicó este lunes que el primer paso para acabar con la violencia en la escuela es restablecer el respeto a los maestros, algo que debe comenzar por "erradicar" el tuteo y utilizar el usted en la relación con el alumnado.
Para Múgica, que participaba en el curso de verano de la Universidad Complutense de Madrid en San Lorenzo del Escorial titulado "A propósito de la violencia en la escuela", el primer paso para frenar la violencia en la educación es responder al maltrato que sufren los profesores, que son "elementos fundamentales que merecen respeto y apoyo".
"El usted no significa diferencia"
El Defensor del Pueblo afirmó que utilizar el usted no significa una "ruptura o diferencia" en la relación profesor-alumno, sino un "respeto mutuo" y un "puente en el incentivo de la nueva comunidad escolar que todos necesitamos".
También aseguró que la sociedad debe volver a tener confianza en la labor pedagógica que realizan los docentes, ya que lo hacen "con altura y profesionalidad", y que hay que pasar de la sensibilidad de "libertad al máximo" de los alumnos a una coexistencia de libertad y autoridad.
La sociedad debe volver a tener confianza en la labor pedagógica que realizan los docentes
Por otra parte, Múgica sostuvo que en los últimos siete años la violencia escolar ha disminuido de forma "relativa", sobre todo en los casos de maltrato verbal entre iguales, por exclusión social y de maltrato físico directo.
Sin embargo, resaltó que esta violencia existe y que la institución que dirige sólo recibió cincuenta quejas relativas a violencia escolar entre el año 2000 y el 2007, una muestra de que la voz de los partícipes de la comunidad educativa "en raras ocasiones" les llega y de que estos conflictos de convivencia permanecen ocultos.
En cuanto a las nuevas características del maltrato escolar, Múgica destacó una nueva modalidad de acoso ejercido mediante el empleo de las nuevas tecnologías -el cyberbullying(inglés) - y el papel que juega el "sector creciente del alumnado de origen inmigrante" en esta violencia.
También estuvo presente en el acto el subsecretario del Ministerio de Educación y Ciencia, Fernando Gurrea, quien aseguró que el objetivo de la escuela es el aprendizaje de conocimientos y la convivencia, y que la falta de este última afecta al proceso de aprendizaje y de pleno rendimiento de los alumnos.

La exhumación secreta de Salvador Allende

http://www.rtve.es/noticias/20090327/allende-caso-cerrado/254667.shtml


  • TVE emite en exclusiva las imágenes de la exhumación secreta del cadáver de Allende
  • El médico Arturo Jirón reconoció el cuerpo en 1990 y el cámara Pablo Salas lo grabó
  • El testimonio que ofrece En Portada cierra cualquier duda sobre la muerte del presidente chileno
JOSÉ ANTONIO GUARDIOLA (DIRECTOR DE EN PORTADA)

MADRID 27.03.2009
¿Cómo murió Allende? Durante 35 años, la pregunta ha provocado debates eternos en tertulias de todo el planeta. ¿Se murió? ¿Lo mataron? ¿Se suicidó? ¿Lo suicidaron? Ese mismo debate saltó también una noche de noviembre de 1998 en Santiago de Chile cuando vi ese vídeo por primera vez en casa de Pablo Salas, el reportero que lo grabó. Desde entonces intenté convencerle para que permitiera a TVE mostrar las imágenes que cerraban la discusión sobre cómo murió Allende y también sobre dónde estuvo su cadáver durante la dictadura militar de Augusto Pinochet. Al final, muy a final, cedió.

El 11 de septiembre de 1973, Salvador Allende hizo lo que ya tenía decidido: No rendirse. Cuando los militares golpistas ocuparon la primera planta del Palacio de la Moneda, Allende pidió a sus fieles que se rindieran, que se entregaran para evitar un baño de sangre. Él se arrinconó en el Salón Independencia; alguien dice que gritó: '¡Milicos de mierda, Allende no se rinde!'; se encañonó con el fusil que le había regalado Fidel Castro y se reventó el cráneo.

Eso es lo que ve el único testigo de ese momento fatal, el doctor Patricio Guijón, y eso es también lo que establece la autopsia que ordena la nueva Junta Militar. Pero Pinochet oculta esa autopsia y opta por el oscurantismo: Ordena enterrar casi clandestinamente su cadáver en el cementerio de Viña del Mar, en una ceremonia en la que a su viuda, Hortensia Bussi, ni siquiera se le permite reconocer el cadáver. Ahí arrancan las dudas y comienza el debate sobre el destino verdadero de sus restos y sobre la causa de su muerte

La realidad y la verdad oficial

Fidel Castro alimenta el debate sólo unos días después al lanzar la versión del 'Allende guerrillero', el que muere en combate contra los golpistas. Esa versión se convierte en la verdad oficial. Incluso para la familia del presidente.

Llega el año 1990 y llega la democracia a Chile. El presidente Patricio Aylwin, el mismo que alabó el golpe ante las cámaras de TVE en 1973, decide homenajear a Allende. Pero antes se hace imprescindible reconocer sus supuestos restos. Se organiza una exhumación secreta en el cementerio de Viña del Mar. Asisten, entre otros, un médico amigo de la familia y el reportero encargado de inmortalizar el momento. [Imágenes del momento]

Las imágenes -que desde hoy se pueden ver en rtve.es, en los telediarios y que son el núcleo argumental del reportaje de En Portada 'Allende, caso cerrado'- cierran todas las dudas y explican algo que no se había entendido hasta ahora: Por qué el entorno de Allende acepta como definitiva la versión del suicidio. Lo certificó con sus propios ojos el médico que aparece en el vídeo, el doctor Arturo Jirón, un hombre entrañable que jugó un papel excepcional para que muchos amigos de Allende superaran, con las cicatrices justas, los años de oprobio de la dictadura militar.

Las imágenes

Pablo Salas no se decidió a mostrar al mundo este momento histórico hasta el último día de rodaje del reportaje de En Portada, en los primeros días de febrero. ¿Por qué al final lo hizo? Se lo pregunté varias veces y su respuesta siempre fue la misma: Había llegado el momento y era la mejor manera, muerto ya Pinochet, de mantener vivo el legado de Allende. La respuesta no me terminó de convencer, pero no hubo otra.

El reportaje de En Portada (Domingo a las 21.30 por La 2) recrea la intensidad de una mañana que pasó a la historia, la del 11 de septiembre de 1973, con el testimonio de los amigos que le acompañaron hasta el final. Hombres afectuosos ligados aún hoy a su Chicho Allende por un hilo invisible. Todos, en algún momento, dejaron escapar alguna lágrima durante las entrevistas. Y el reportaje plantea también las dudas sobre las distintas versiones hasta llegar a la verdad. Una verdad que se muestra con una edición de imágenes en la que se ha priorizado el respeto a la figura de Allende. Hoy ya se puede decir que el caso Allende es un caso cerrado.

Ficha técnica del reportaje
Título: Allende, caso cerrado
Guión: José Antonio Guardiola
Realización: Susana Jiménez Pons
Imagen: Eduardo Casanova
Sonido: Francisco Rueda
Montaje: Javier Mula

La mujer que ha vampirizado a los jóvenes se pasa a la literatura para adultos

BEST SELLER | EL FENÓMENO STEPHENIE MEYER

http://www.elmundo.es/magazine/2009/495/1237378823.html

La mujer que adoran 46 millones de adolescentes está casada, tiene tres hijos, se enorgullece de ser ama de casa, no fuma, no bebe e imparte catequesis. También escribe novelas de vampiros de las que se venden 10 ejemplares al segundo. «Varias chicas me han escrito para decir que las maltrataban y, tras leer mis libros, se dieron cuenta de que tenían que ponerle fin a eso», afirma. Ahora Stephenie Meyer va a por los mayores.

Por Víctor Rodríguez. Fotografía de Eric Ogden

No se detiene a calibrar cada palabra como si fuese a ser la piedra angular sobre la que ha de gravitar el peso del mundo, le incomoda hablar mal de sus colegas, no echa pestes del mundo editorial. Es como si Stephenie Meyer (Connecticut, EEUU, 1973) no fuese escritora. Pero lo es. Dios y los Santos del Último Día saben que lo es. Es más, no sólo es escritora; es la autora viva que más libros vende del mundo. Desde 2005 lleva 46 millones, dos de ellos en español. Cada vez que usted parpadea, 25 personas compran alguno de los volúmenes de la saga iniciada con Crepúsculo –y continuada con Luna nueva, Eclipse y Amanecer–, que narra los amores entre una chica de 17 años y un vampiro. En 2008 logró lo que nadie, ni J.K. Rowling con sus Harry Potters, había conseguido: cuatro títulos suyos fueron los cuatro libros más vendidos en EEUU.

Sus apariciones públicas, con cientos de fans disfrazados, se parecen más a un concierto de rock que a presentaciones de libros al uso. La revista Time la incluyó entre los 20 personajes del año, junto a Ingrid Betancourt o Michael Phelps. Häagen Dazs vende helados con sabores inspirados en su obra y la Cruz Roja va a las fiestas de lanzamiento de sus libros para premiar a los que donen sangre durante la espera con el privilegio de ganar puestos en la cola.

El fenómeno traspasa fronteras generacionales, como puede comprobar cualquiera que visite la web twilightmoms.com –literalmente, las mamás de Crepúsculo–, y geográficas: docenas de fanpires o twilighters españoles, como se conoce a los lectores más tenaces, se están organizando por Internet para viajar en mayo a Italia al rodaje de la segunda película de la saga.

«Asusta un poco», reconoce la escritora desde su casa, en las afueras de Phoenix. «Al final tienes que dar un paso atrás y pensar: ‘En fin, yo escribí esto para divertirme y no puedo controlar cómo lo va a interpretar la gente’. La verdad es que no lo entiendo. Lo escribí tan específicamente para mí... Yo tenía la sensación de que los personajes eran reales, que vivían conmigo. Pero no esperaba que la gente también los percibiera como reales».

La propia Stephenie Meyer parece muy real. Casada, 35 años, madre de tres niños –de 11, 8 y 6 años– y fiel observante de los preceptos de la Iglesia de Jesucristo de los Santos del Último Día –los mormones–, insiste en decir que su vida sigue siendo parecida. «Estoy más ocupada, pero mi día a día es normal: en casa con mi marido y mis hijos. De vez en cuando tengo que salir y, ya sabes, ser algo así como una celebridad. No me encuentro cómoda en esas situaciones, aún debo acostumbrarme. Pero, por lo general, las cosas son muy normales».

Siempre lo han sido. Tras graduarse en Literatura Inglesa, trabajó de recepcionista en una inmobiliaria, pero duró poco. Un año antes de terminar los estudios se había casado con Pancho, un chico al que conocía desde los 4 años (y que, con el éxito de su mujer ha dejado su trabajo de contable para cuidar de los críos). Al nacer su primer hijo, se fue de la inmobiliaria y se convirtió en feliz ama de casa, condición de la que aún se enorgullece.

Nunca había escrito nada en serio. A lo más que había llegado es a ganar un concurso de dibujo. Pero un día tuvo un sueño. No figurado y providencial, como el de Martin Luther King, sino poderosamente real. En su vida le habían interesado los vampiros –a fecha de hoy aún no ha leído Drácula–, pero en su sueño un guapísimo vampiro hablaba con una chica. Inmediatamente, se puso a transcribirlo en el ordenador de su marido. Escribiendo por las noches acabó las más de 500 páginas de Crepúsculo en tres meses. No se lo enseñó a nadie más que a la mayor de sus cinco hermanos, que la animó a moverlo.

No tardó en llamar a la puerta de su casa –la misma en la que vive hoy, a pocos metros de sus padres– un agente de la editorial Little, Brown & Company. Venía ligero de equipaje, la oferta era sencilla: 750.000 dólares (unos 600.000 euros) por tres libros.

Crepúsculo llegó a las tiendas en octubre de 2005. Y comenzó la locura...

«Yo soy la más sorprendida», reconoce Meyer, que habla tan rápido como escribe. «Es un romance de vampiros, parece mentira que alguien se lo tome tan en serio. Pero por las cartas que recibo, hay gente para la que ha sido muy importante. Algunas son perturbadoras. Más de una chica me ha escrito para decir que su pareja la maltrataba y que con Crepúsculo se dio cuenta de que debía poner fin a eso. Lo que es genial, si no fuese porque aterra pensar que hay gente tan joven en esa situación».

Hoy le es imposible, pero durante meses, Meyer se tomaba la molestia de contestar todas esas cartas. Gente que la ha acompañado en sus giras promocionales en España –la primera, en 2006, fue la primera vez que salió de EEUU– cuenta que es muy tímida y que antes de aparecer en público se pone nerviosa hasta casi bloquearse, pero luego se deja llevar por sus admiradores a que le enseñen el Retiro.

Les dobla en edad, pero parece como si hubiese encontrado la forma de leer ese arcano que es la mente adolescente. «Cada uno es diferente», dice. «Soy profesora en la escuela dominical [una especie de catequesis protestante], estoy con chavales de 16 y 17 años y se parecen mucho a mí a esa edad. Pero imagino que las cosas serán distintas para otros chavales. Las cosas han cambiado. Nos hacemos mayores...».

Hablemos de sexo. Lo cual no quiere decir que dejemos de leer libros de vampiros. Meyer dice recibir muchas cartas de mujeres mayores que ella que se han redescubierto a sí mismas con la historia de Bella Swan y el irresistible y atormentado vampiro Edward McCullen, atrapado entre el deseo y el miedo a matar a su amada.

Muchas afirman que a través del libro han encontrado una forma de hablar de sexo con sus hijas. De hecho, el que Bella y Edward no lleguen más que a besarse ha sido objeto de un intenso debate sobre si los vampiros de Crepúsculo son paladines de la abstinencia sexual promovida por sectores conservadores, una polémica que, inevitablemente, ha salpicado a las convicciones religiosas de Meyer.

La escritora no fuma, no bebe alcohol y los únicos pecados que se permite son la coca-cola y la tarta de queso. Sí, es mormona, y está hasta el crucifijo de que le pregunten por ello. «En lo único en que mi religión influye en mis libros es en que los personajes tienen una noción de eternidad. La gente se pregunta qué hay después de la muerte y cómo afecta eso a su vida, y mis personajes también», dice. Otras críticas, en cambio, se han dirigido contra la calidad de sus obras. La más sonada, la del rey del best seller, Stephen King. Comparando a Meyer con J.K. Rowling, el autor de El resplandor comentó: «La diferencia es que Jo Rowling es una magnífica escritora y lo que escribe Stephenie Meyer no vale nada».

«No voy a decir nada sobre eso», afirma Meyer con la misma cordialidad con que se ha conducido durante toda la entrevista. «No he leído nada suyo. Soy bastante miedica y no me gusta el género de terror».

Abortada la saga de vampiros después de que se filtrara parte de la que habría de ser la quinta novela, Meyer publica ahora en España La huésped. Fiel a sí misma, se despacha escribiendo 757 páginas.

En ellas, los vampiros políticamente correctos que se resisten a chupar sangre humana y procuran que sus cacerías en bosques no causen «impacto medioambiental» ceden el puesto a alienígenas que colonizan cuerpos humanos. Recién implantada en un cuerpo, una alienígena descubre que el alma humana legítima propietaria se resiste a irse. Además, se enamora del hombre del que la mujer cuyo cuerpo usurpa estaba enamorada.

«La idea de dos personas en un solo cuerpo enamoradas de la misma persona se me ocurrió mientras conducía», recuerda. Conducir es, con la lectura, series de televisión como Ley y orden o The Office y jóvenes grupos de rock tipo Linkin’ Park y Muse, una de las cosas que más disfruta Meyer. «Iba a visitar a mi hermana. Tenía un aburrido viaje de 12 horas sola en el coche, sin nadie con quien hablar. Ya sabes, esto es el desierto...».

Sus editores lo venden como su paso a la literatura para mayores, aunque ella mantiene cierta distancia. «Yo escribí la historia que quería escribir», explica. «Cuando la terminé fue el editor el que me dijo: ‘Vaya, Stephenie, es una novela para adultos’. Y yo me quedé en plan: ‘Pues vale...’». Para adultos o no, late en el libro cierta fe en el hombre. «Miras al mundo y sólo ves guerras», dice Meyer cuando se le hace notar. «La gente es capaz de hacerle cosas verdaderamente idiotas a los demás. Pero también de hacer cosas sorprendentes. Yo espero que mis hijos crezcan en un mundo mejor, pero sé que les aguardan enormes desafíos. Y procuro que estén preparados». Porque, aunque, aferrada al he-venido-a-hablar-de-mi-libro, Stephenie Meyer no quiera señalarlos, ella es la primera que sabe que fuera de las páginas de Crepúsculo no todos los vampiros son tan nobles como Edward McCullen.

+ La huésped (ed. suma de letras), de Stephenie Meyer, sale a la venta el 1 de abril.

El mordisco de Stephenie Meyer

EN PORTADA Entrevista

ROCÍO AYUSO
BABELIA - 06-12-2008

Esto es lo que me parece surrealista. Mi vida, mis libros, es de lo más normal", arranca una siempre sonriente Stephenie Meyer. Razón no le falta, porque el hotel Beverly Wilshire de Los Ángeles es un hervidero por su culpa. Fuera aumenta el número de seguidores a muerte de su saga Crepúsculo, que la esperan para conseguir su autógrafo, una foto o respirar el mismo aire. Y, dentro, varias plantas están dedicadas exclusivamente a entrevistas relacionadas con esta serie de cuatro libros: Crepúsculo, Luna nueva, Eclipse y Amanecer (las tres primeras se reeditan ahora en español y la cuarta acaba de salir a la venta en España), y de Crepúsculo, su primera adaptación a la pantalla, que se estrenó el mes pasado en Estados Unidos y ayer en las salas españolas. Un hervidero que justifican los 17 millones de copias vendidas de una obra traducida en 37 países o los 70,6 millones de dólares amasados durante el estreno en Estados Unidos. Pero aunque insista la escritora, su vida, sus libros, tampoco tienen nada de normal. ¿Cómo es posible que esta ama de casa mormona casada, con tres hijos y sin experiencia literaria, sea el motor de este fenómeno centrado en la saga de una joven, Bella, profundamente enamorada de un joven vampiro, Edward, demasiado guapo para ser mortal? Es la pregunta del millón y Meyer (Connecticut, 1973, www.stepheniemeyer.com) tiene la respuesta. "Escribí Crepúsculo pensando en mí. Y concebí una fantasía. Un amor que en las páginas de mi libro es tan fantástico como el mundo de los vampiros. Es Romeo y Julieta, es la mitología del amor. Esa primera vez que nadie olvida. No quería nada real. Buscaba algo diferente, parecido a los dioses griegos, y eso es lo que escribí", explica de su génesis.

Eso fue hace unos cinco años y después de tener un sueño tan fantástico que necesitó guardar de algún modo. Probó con la música o la pintura, pero no funcionó. "No tengo ni talento ni paciencia. Si las cosas no me salen rápido, desisto enseguida", dice. Si esos otros intentos artísticos "no fueron satisfactorios", cuando se sentó a escribir Meyer no tuvo ninguna duda. "Me hice una adicta desde ese día. El sueño sólo fue una parte de mi obra. Lo importante fue darme cuenta de lo mucho que escribir significa para mí", redondea con orgullo. Sin quitarle mérito al hecho de ser una autodidacta, la autora confiesa que los libros siempre fueron parte de su vida. Lectora desde que tenía siete años, cuanto más gordo el volumen, mejor. De ahí le viene la longitud de sus propios tomos. Si sus autores preferidos son William Shakespeare, Jane Austen y Orson Scott Card ("un Shakespeare moderno", dice de este escritor de ciencia-ficción), algunos de sus libros favoritos son La espada de Shannara (que le leía su padre), Lo que el viento se llevó, Mujercitas, Guerra y paz o las obras completas de Edgar Rice Burroughs, el creador de Tarzán. En total, una escuela de más de mil novelas con las que aprendió a escribir, "a cómo acabar un capítulo, donde necesitas tensión. Así le pillé el tranquillo", reconoce. Lo que desconocía era el mundo de la edición, algo que tampoco detuvo a esta escritora novel a quien no le gusta correr riesgos. Primero se sumó a un grupo de escritores que se contaban sus penas y leían sus obras perdidos en Arizona. Luego contactó por Internet a un buen número de agentes literarios que desconocía. Y finalmente le llegó ese contrato por tres libros, un cheque por 750.000 dólares y la visita de un representante de Brown Books, su editorial, para saber qué podían esperar de esta ama de casa mormona. Sus creencias religiosas siguen siendo un elemento disonante a la hora de describir a esta autora, criticada (nunca por sus fans) por la castidad de sus libros dentro del torrente de pasión que describen. "Yo de niña leía Cenicienta y soñaba con el zapato de cristal, el príncipe azul y vivir en el castillo. No fue así. Mi amor es real, nos prometimos y me casé. Pero eso no está reñido con la fantasía, aunque luego crezcas y encuentres a esa otra persona que no tiene nada de príncipe pero que con todas sus faltas hace palidecer al mismísimo Edward", se defiende. Su Edward es Pancho Meyer, un contable ahora retirado ante el éxito de su esposa y que no tiene ni una gota de sangre hispana a pesar del nombre. "Es culpa de su abuela, porque se llama William Patrick Meyer, pero desde que nació le llama Pancho. Yo le conozco desde los 4 años y hasta los 16 no supe su verdadero nombre", agrega divertida. A él le volvió loco con sus libros, primero usurpándole su ordenador para poder escribir y luego con la música de Linkin Park, en concreto Meteora, durante Crepúsculo, o el grupo británico Muse y el tema Time is running out al parir Luna nueva. "Tengo que escribir con música. Me da el ritmo. Especialmente los grupos alternativos. No puedo con el country", detalla de su proceso de creación. También están sus hijos, tres entre los 6 y los 11 años, ésos de los que se intenta esconder mientras escribe, pero que tiene que tener cerca o no le viene la inspiración. "Pensé en construirme una oficina aislada de todos, pero me di cuenta de que no podía escribir sin sentirlos", concede ahora que ya tiene su propio ordenador y su despacho situado en el corazón de la casa, lo que antes era su comedor. Lo que sí aprovecha son las horas en las que todos se han ido a la cama para trabajar. "Tengo que saber que puedo contar con un tiempo sin interrupciones, porque no hay nada que más odie que estar en medio de una idea y tener que dejarla para volver y descubrir que perdí la pista", argumenta sin esconder su frustración. Así es Meyer, ama de casa de día, cercana a su madre y a sus hermanos, haciendo la compra o la colada y autora comparada con J. K. Rowling de noche o cada vez que sus seguidores le dan caza. "La comparación es absurda. J. K. Rowling no hay más que una, y en lo único que nos parecemos es en que somos mujeres y escribimos", se enfada de forma fingida. Hay otro parecido: como pasó con la serie de Harry Potter, los libros de Meyer han devuelto el apetito por la lectura a un colectivo perdido en el mundo de la imagen. Eso sí que la llena de orgullo. "Lo he visto con mi hijo mayor, al que forcé tanto a leer que no disfrutaba hasta que este verano leyó El ladrón del rayo, de Rick Riordan. Cuando encuentras a un autor así, debes estarle agradecido el resto de tus días", acepta con mezcla de orgullo y humildad dado que ahora el libro favorito de su hijo es The host, el primer volumen de una trilogía. La autora deja así atrás a sus amados vampiros para adentrarse llena de amor en el campo de la ciencia-ficción, por el momento, con el mismo éxito de lectores entre los más jóvenes, especialmente las mujeres. -

http://www.elpais.com/articulo/semana/mordisco/Stephenie/Meyer/elpepuculbab/20081206elpbabese_3/Tes

La saga vampírica 'Crepúsculo' vende dos millones y medio de ejemplares en español

La trilogía de Stephenie Meyer coloca un millón y medio de copias en España y 42 millones en 39 países.

http://www.elpais.com/articulo/cultura/saga/vampirica/Crepusculo/vende/millones/medio/ejemplares/espanol/elpepucul/20090205elpepucul_2/Tes

EFE - Madrid
ELPAIS.com - Cultura - 05-02-2009

La saga vampírica Crepúsculo, creada por Stephenie Meyer hace tres años y éxito indiscutible de ventas las pasadas Navidades, ha superado ya los dos millones y medio de ventas de ejemplares en español, lo que confirma el surgimiento de un nuevo fenómeno literario a nivel mundial.

Según ha informado la editorial Alfaguara, encargada de publicar en el mercado español, incluyendo Latinoamérica, las cuatro entregas de la saga -Crespúsculo, Luna nueva, Eclipse y Amanecer, entre los cuatro títulos, el libro oficial de la película Crepúsculo y la edición de bolsillo de Punto de Lectura se han vendido ya en español más de dos millones y medio de ejemplares. De esta cifra, un millón y medio corresponde exclusivamente a la venta en España, mientras que en todo el mundo se han vendido 42 millones de ejemplares en 39 países. Furor entre las lectoras jóvenes El argumento, basado en una historia de amor entre una joven y un vampiro, ha encandilado a lectores de todas las edades, que esperan con expectación la siguiente entrega de la saga. El primer libro se publicó hace sólo tres años en Estados Unidos, aunque rápidamente llegó a España, donde las lectoras más jóvenes se entusiasmaron con la historia de amor surgida entre Bella y Edward, los protagonistas. En cada entrega, Stephenie Meyer añade nuevos ingredientes a un romance clásico de lucha entre el deseo y el temor, aunque fue la publicación mundial del cuarto título, Amanecer, poco antes de la última Navidad, coincidiendo con el estreno de la película Crepúsculo, cuando los seguidores de la saga han ido creciendo sin parar. Según Alfaguara, la creadora de la saga no ha confirmado ni desmentido nada sobre una próxima entrega, mientras se prepara en España la salida de su nueva novela de literatura fantástica, The host (La huésped), que será publicada en marzo por SUMA y que ya está también entre los libros más vendidos en Estados Unidos.

REPORTAJE: GENERACIÓN CERO


Somos la generación Cero

Tienen menos de 30 años. Pero están condenados a seguir formándose, a vivir con sus padres aún más tiempo y a esperar. Porque terminan sus estudios en plena crisis. Y sin oportunidades

http://www.elpais.com/articulo/reportajes/Somos/generacion/Cero/elpepusocdmg/20090329elpdmgrep_1/Tes


SILVIA BLANCO
DOMINGO - 29-03-2009

Una de las primeras cosas en las que se fija un seleccionador de personal tras escudriñar un currículum vitae es en los huecos. En los periodos en blanco, interrumpidos. En lo que no se ha contado de esa más o menos organizada relación de diplomas, títulos, cursos y cargos encabezada por una foto. Si los encuentra, en algún momento de la entrevista preguntará al candidato: "¿y aquí qué pasó?".

Para miles de jóvenes -al menos, 200.000 personas buscan su primer empleo en España-, lo que pasó empezó mientras se consumía, lentamente, el verano de 2008. Entonces, los universitarios hicieron sus últimos exámenes de la carrera, los graduados en FP obtuvieron sus títulos, los becarios recibieron su palmadita en la espalda. Ellos, junto a los que en unos meses acabarán su formación, podrán dar al entrevistador esta, aunque exacta, improbable respuesta: "Hubo una contracción mundial del crédito interbancario. En apenas seis meses, las empresas dejaron de pagar a sus proveedores. Los proveedores y las empresas dejaron de pagar a sus empleados. Se alcanzó la cifra de 3,5 millones de parados; un tercio de ellos, jóvenes. Sin saberlo, yo formé parte de una generación cero, no por perder mi puesto; simplemente, no pude empezar a trabajar". Jorge Sánchez llega en su bici. Vive en Madrid, tiene 29 años y terminó Arquitectura en mayo de 2008. Los licenciados en esta carrera llevaban tiempo desafiando aquello de que los comienzos siempre son difíciles. Por muy burbuja, o delirante, o insostenible que fuera el crecimiento urbanístico español, lo cierto es que seguía engullendo promociones enteras de arquitectos año tras año. Ahora no. "En nueve meses no me han llamado de ningún sitio, cuando hasta hace poco era terminar, chasquear los dedos y tener ofertas", cuenta perplejo. "Vivo con los ingresos de mi novia y he mandado solicitudes a todos los estudios, constructoras, organizaciones de voluntariado... incluso para trabajar en Dubai, Marruecos, China, Rumania, Argelia... y nada". Jorge no tiene sólo un título. Dilató sus estudios -la media son siete años, él acabó en 10- para poder vivir un año en Marruecos mientras hacía el proyecto; estuvo seis meses becado en el Illinois Institute of Technology de Chicago; ganó un concurso en la Bienal Iberoamericana; ayudó a instalar programas de ordenador durante un mes en Australia. Eso también es formación. Y hablar inglés y francés. Y ser inquieto. Y participar en programas de desarrollo sostenible con asociaciones de barrio. Pero al mercado le da igual. Comparte la sensación de incredulidad con Bárbara Aguado-Muñoz, también arquitecta, de 27 años. "Ha sido una sorpresa brutal", cuenta ella. "Dejé pasar el verano, confiada en que en un mes como máximo encontraría algo. Pero lo que encontré fue una gran escasez de ofertas, con 300 candidatos para cada una. Me he planteado opositar, pero no salen plazas. Parezco la chica de los cursos. He hecho cinco en seis meses, gratuitos, claro, porque no tengo un euro. Busqué para trabajar con ONG en reconstrucción tras desastres naturales y proyectos, y tampoco. Y en todas partes te piden tres años de experiencia, que no tenemos. Además, para esos puestos ahora compites con gente que tiene 10 años de trabajo, porque lo han perdido". España es el país de la Unión Europea con mayor número de jóvenes en paro. El último dato oficial, el que proporciona el Instituto Nacional de Estadística (INE), es de octubre a diciembre de 2008. En ese momento ya había 1.206.000 menores de 30 años desempleados, con una tasa del 22,17%. En el caso de menores de 25, que es la horquilla de edad que Eurostat (la agencia estadística europea) utiliza para hablar de paro juvenil, la tasa era del 30,4% en enero. El porcentaje alcanzará el 31,5% ahora en marzo, y para el segundo trimestre de 2009, el 33,2%. Ésta es una proyección del IESE-Adecco, pero la mayoría coincide en que el panorama es así de crudo. El problema es que ahora mismo, lo que más preocupa ya no es cobrar los 762 euros al mes brutos que la Agencia Nacional de Evaluación de Calidad y Acreditación (ANECA) estima que percibe de media un recién titulado; preocupa que ni siquiera vaya a haber la oportunidad de ser el becario del becario. "No va a haber reactivación hasta 2011 o 2012. Los jóvenes ya acusan el problema de la temporalidad y de los bajos sueldos. Pero este año no va a haber puestos de trabajo precarios; es que no va a haber", pronostica José Ramón Pin, experto del IESE. María José Almarcha se levanta todos los días a las nueve. Tiene 25 años. Con la taza de café aún en la mano, enciende el ordenador e inicia el meticuloso ritual que ocupa sus mañanas desde que acabó la licenciatura en Matemáticas en noviembre. "Tu nueva vida te espera", dice en un portal de empleo. Clic. Buscar puestos: por comunidad autónoma: Madrid (849). Clic. Sin experiencia (94). Con experiencia (438). Va a ser sin experiencia. Clic. Licenciados o ingenieros (6). Clic. "Hasta las 11.30 me dedico a entrar en todas las páginas de ETT y de trabajo que existen. Luego miro en las de cada comunidad autónoma por si sale una bolsa de trabajo o se ofrece algún puesto de profesora, de programadora, de lo que sea. Incluso veo la de AENA, para controlador aéreo, o la del ICEX, para becas de comercio en el extranjero. Resolución por aquí, solicitud por allá... es para volverse loca, no hay un servicio público centralizado, hay que ir mirando casi pueblo a pueblo", critica. "Además, cuando ya llevas tiempo, como yo, casi te las aprendes. Aunque ponga que hay 43 puestos en una categoría, en realidad llevan meses ahí. A la semana salen una o dos nuevas como mucho". Cero empleo, cero perspectivas. Hace cuatro meses, María José vivía en un piso con otras estudiantes en Alicante y estaba a punto de acabar una carrera con buenas expectativas de empleo. "Es dura, cuesta mucho esfuerzo, pero puedes trabajar en un banco, o en optimizar recursos para grandes empresas, la rama de programación... ofrece versatilidad", cuenta. Ella es la primera licenciada de su familia. Y lo último que se le pasaba por la cabeza entonces era que, en vez de iniciar su vida profesional, se vería a sí misma pidiéndole 20 euros a su madre para salir un sábado. Aún hoy lo encuentra "ridículo". "En poco tiempo cambian tus esperanzas y tus opciones de futuro. Desde que empezó la recesión no sólo no contratan, sino que despiden. Lo que más me agobia es la incertidumbre. ¿Hasta cuándo va a durar esto? ¿Un año, dos, dependiendo de mis padres? ¿Renunciando a irme de vacaciones con mis amigos este verano a Ámsterdam? No sé". Es mediodía. Empieza la primavera. En medio de la calle, un grupo de chavales celebra algo entre risas y una litrona de cerveza colectiva. "¡Nosotros nos vamos de España!", responden dos de ellos cuando se les pregunta de qué va la fiesta. Hace diez minutos que Cristina Blanco, de 20 años, y su novio, Samuel Sesén, de 25, han terminado sus estudios -FP de grado superior- de fotografía en la Escuela de Arte 10, en Madrid. Samuel explica su renovada y personal versión de Vente a Alemania, Pepe: "Me fui a Hamburgo el 15 de diciembre. La idea era llevar mi book por varias empresas, y allí, a la primera, me contrataron. Voy a cobrar 500 euros a la semana, algo impensable aquí. Antes de Alemania me pateé todas las agencias de publicidad donde pudieran necesitar fotógrafos, he visto todas las ofertas en Internet. Aquí no hay proyección, no se apuesta por la ambición y el talento", comenta. Cristina no va a trabajar como fotógrafa. Ella no habla alemán, como su novio. Pero está convencida de que en Hamburgo va a tener más oportunidades. "Allí ya tengo empleo y me dan cursos gratis de alemán. Voy a trabajar en un hotel. Aquí te pedirían un máster hasta para hacer camas. El trabajo me lo encontró otra española, una mujer que emigró allí por otra crisis, en los setenta. Es bonito, ¿no?", dice. "La economía del conocimiento se plasma en las personas". Esto es un aula. Pequeña: mesa, tarima y un montón de sillas con reposabrazos para escribir. Al otro lado de la mesa escucha una treintena de chicas. Él, el que habla, es Javier Morales, responsable de proyectos de la Fundación de la Universidad Politécnica de Madrid. Un ingeniero que conoce las exigencias de un mercado global. Ellas son menores de 28 años y tienen poca o ninguna experiencia laboral. Asisten a un programa extraordinario de orientación para el empleo. Extraordinario porque es la primera vez que se pone en marcha específicamente para ingenieras superiores o arquitectas. "Estamos desbordados. La previsión era atender a unas 300 chicas. Pero en sólo 18 días, entre el 22 de enero y el 11 de febrero, se apuntaron 124 más", comenta más tarde Morales. "Los que salen de carreras técnicas no se plantean el paro, y es dramático, porque no lo entienden: han hecho los deberes, han terminado una carrera larga en la que han invertido muchos años", agrega. Vanesa Iino, de 26 años, es una de las asistentes. Terminó hace cuatro meses, en diciembre, cuando la desaceleración era ya toda una recesión. "No estaba desanimada, los compañeros que se habían licenciado en septiembre se iban colocando, pero sólo hay puestos en los que te piden tres años como mínimo de experiencia. ¿Cómo lo voy a hacer? Ahora he conseguido un empleo como gestora telefónica: llamo a morosos. La gente de mi entorno se sorprende, y me dice: '¿Una ingeniera química trabajando de telefonista?'. Así puedo ahorrar para hacer un máster en energías renovables y estudiar idiomas por las mañanas, para completar currículo", explica. Puede que a algunas ramas de ingenieros, como los industriales, la precariedad del mercado laboral juvenil no les haya estado afectando demasiado antes de la crisis. Pero en otras carreras, más que sorpresa hay resignación. Aída López, de 22 años, es estudiante de quinto curso de Periodismo en la Universidad Complutense. En enero estaba en su última semana de prácticas después de seis meses en un periódico digital. Descubrió que aquello le gustaba, que estaba aprendiendo. Días después, ADN.es cerró. A la calle. "Ni el jefe lo sabía, porque me había ofrecido renovar", cuenta. Éste fue su primer contacto con el mundo laboral, trabajaba cinco horas diarias por 300 euros mensuales. Ella había decidido rechazar la continuidad en la empresa para poder terminar la carrera sin agobios, antes de saber que, una vez se licenciara, esa posible puerta abierta, "porque ya te conocen", iba a acabar en un portazo. Una lógica perversa del sistema llevaría a pensar que, en época de brutal destrucción de empleo, los jóvenes sin experiencia constituyen una mano de obra muy barata y cualificada. Esto funciona así sólo en parte. "Junto a los mayores de 55 años, quienes buscan ahora su primer empleo son los más afectados por la crisis", afirma María Benjumea, directora de Infoempleo. "Aunque no hay parálisis, se contrata lo mínimo posible. Y lo que se busca es productividad. A los jóvenes hay que enseñarles, pasa un buen tiempo hasta que empiezas a ser rentable". Hace un mes hubo una feria del empleo para estudiantes y graduados de formación profesional. Sólo en el primer día, hubo 15.000 visitantes; el año pasado, en los dos días, 16.000. Las empresas han hecho lo contrario, han acudido 70 en vez del centenar del año anterior, y han reducido el número de ofertas. David Toro, de 19 años, es uno de los miles de chavales que peregrinaban con su currículo por una inmensa sala habitada por stands, rebosantes de lemas como "Queremos gente como tú" y toda variante de futuros, porvenires y mañanas. Está a punto de acabar el grado superior de Administración y Finanzas. "Esto de la crisis lo veía como algo lejano, pero ahora no hacen más que decirme que gracias por venir, que estoy en su base de datos, que más adelante ya se verá y, como mucho, que igual me llaman para un pico de trabajo, para ayudar los fines de semana", explica mientras hace cola para que apilen su currículo en un stand. Él es un pragmático, casi un optimista: "Bien mirado, mejor que mi primera crisis me pille ahora, que vivo con mis padres y no pago piso ni coche". Está haciendo prácticas en unos grandes almacenes, "una oportunidad", dice. Marta Tejero, de la misma edad, está decepcionada. Ha estudiado para ser auxiliar de farmacia, y acabó "en diciembre, en plena crisis". "Nos lo pintaron muy bonito, nos dijeron que había muchas salidas, pero ahora veo que no. Así que casi he dejado de buscar de lo mío, y miro de todo, camarera o lo que sea, pero nada. Si el año que viene sigo igual, me pongo a estudiar otra cosa", cuenta. La opción de Marta es el gran plan B de toda una generación. La formación se ha convertido en una trinchera que permite evitar el temido socavón en el currículo mientras ahí fuera se refunda el capitalismo. Por eso se ha duplicado el interés por acceder a una carrera universitaria, según datos de Emagister, uno de los principales portales de formación de la Red en España. O en los posgrados, cuya demanda ha subido un 25%, la mayoría de ellos solicitados por recién titulados, con poco más de veinte años. Como Marta, María José y todos los demás que se plantean seguir estudiando pueden hacerlo porque su familia les apoya. Porque María José depende de sus padres, excepto los 200 o 300 euros que consigue dando clases particulares a niños para sus gastos. Pero otros no van a poder. Porque uno de los efectos de la crisis es que ahondará en las desigualdades sociales. Ya era una tendencia el año pasado que "los hijos de las familias de clases acomodadas, si el mercado no les ofrece unas buenas condiciones laborales, prefieren seguir estudiando. Además tienen contactos, redes de conocidos que les pueden ayudar, y esto sigue siendo muy importante", explica la socióloga Almudena Moreno, coautora del informe Juventud 2008. Un dato de ese estudio: sólo el 8,4% de los hijos de padres sin formación universitaria accede a la Universidad. -¿Qué tal ha ido hoy? -Pues me he inscrito en 16 ofertas de trabajo. No me llaman nunca, pero en fin. -Bueno, paciencia. Iremos tirando. Si hemos salido adelante cuando sólo trabajaba tu padre, ahora con los dos irá mejor. Tú sigue intentándolo. Ésta es una de las conversaciones estelares en casa de María José a la hora de cenar. Y se repite en la familia de Bárbara, la arquitecta: "A veces te dicen: '¿pero estás buscando, haces lo suficiente?', y otras te comprenden y te apoyan, porque ven lo que hay". O en la de Jorge, el arquitecto: "Los padres están como si volvieras a tener 10 años, en plan 'algo saldrá, hijo, no te preocupes". En España, la idea de emancipación tiene más que ver con colocarse que con iniciar un proyecto vital de forma autónoma como sí ocurre en los países nórdicos. La crisis va a reforzar la independencia tardía. "Los hijos de clases acomodadas estudian más, se preparan para salir y crean un hogar dentro del hogar. Los demás adelantan las decisiones y se van de casa muy pronto. En una crisis, los que pueden se quedan, pero es que pueden porque la casa es más grande, tienen dos baños, una habitación propia, ADSL. En cambio, en casas más pequeñas hay más conflictos y se sale antes", explica Andreu López, coordinador del informe Juventud 2008. Muchos no han salido. Pero otros están teniendo que volver a casa. Marta Orihuel, de 24 años, es licenciada en Ciencias Ambientales. El año pasado hizo un máster en Bilbao en cooperación internacional. Al acabar, en noviembre, quería quedarse allí y trabajar. "La crisis me ha machacado, porque mis padres me tienen que pagar ahora el crédito que pedí del máster. Entre vivir allí un año y el precio del curso son más de 10.000 euros. He vuelto a casa, a Madrid, para no gastar más que lo justo". No es derrochadora. Se mueve en bici, cena y come en casa, va a fiestas en casas en vez de a discotecas. "Quiero emanciparme poco a poco y estoy en una cooperativa apostando por el autoempleo, aunque aún no es rentable. Me niego a entrar en la rueda de 'consigo un trabajo, pago una hipoteca, un coche,tengo hijos y 30 días de vacaciones'. Y si eso es lo que está en crisis con esta crisis, pues bienvenida sea". La previsión es que en 2011 la economía mundial comience a recuperarse. Para entonces, los recién titulados de ahora, o los que van a serlo este año, sabrán mucho de flexibilidad. Tendrán unos cuantos cursos, másteres y posgrados más. Habrán vivido más tiempo con sus padres. Puede que hayan cambiado sus hábitos de consumo. El objetivo final de una entrevista de trabajo es saber quién hay detrás de ese currículo. Está por ver cómo responderán esos miles de jóvenes a aquello de "¿y aquí qué pasó?". Ya no será su primera crisis. Al menos en eso tendrán experiencia. -




España tiene el desempleo juvenil más elevado de la Unión Europea

La letanía de males que aquejan a quien busca su primer empleo, incluso en época de crecimiento económico, no es nueva: salarios mínimos, relaciones laborales disfrazadas de becas, sobrecualificación y contratos provisionales (un 50,8% entre los menores de 30 años, según el Observatorio de Empleo del Consejo de la Juventud). Pero la crisis lo va a agravar. Los que acaben este año se van a encontrar con la herencia, gestada en los últimos diez años, de "un mercado totalmente desregularizado, en el que sí, se ha generado mucho empleo, pero sin valor añadido. Los jóvenes están en puestos de trabajo muy baratos, son los más vulnerables y sustituibles por otras personas. Muchos están en categorías inferiores aunque asuman responsabilidad y cubran puestos de trabajo estructurales", dice Pilar Duce, secretaria de Juventud de UGT. Además, se derrocha talento. "El desajuste entre la formación de los jóvenes y el primer empleo es muy alto, no se aprovecha la inversión educativa para el mercado y crea frustración", comenta Almudena Moreno, coautora del informe Juventud 2008. En el resto de Europa, la situación también es preocupante. En Reino Unido, el Gobierno se propone rescatar, junto a los bancos, a los licenciados de 2009. Ha creado un fondo específico de 149,23 millones de euros para crear puestos de prácticas. En España, el director del Injuve, Gabriel Alconchel, destaca que se ha aumentado la cuantía destinada a becas en un 6%, se ha reformado la FP y se ha ampliado la red de oficinas de empleo y emancipación joven. Porque el paro juvenil "es una de las principales preocupaciones del Gobierno".

domingo, 8 de marzo de 2009

Las metamorfosis de Ovidio



Autor/es: Gillot, Laurence
Ilustrador/es: Flores, Enrique

Reseña:

El bello Adonis se transforma en Anémona, la hábil Aracne, en Araña; Acteón, el cazador, es transformado en ciervo, Atalanta, en leona; Dafné se convierte en laurel, Calisto, en oso, antes de convertirse en la Osa Mayor... Son catorce de las Metamorfosis, transcritas con fidelidad, pero libremente. Una sugerente invitación a adentrarnos en el universo fantástico de Ovidio.



Género: Mitología

Temas:

Histórico
Humor - Sátira

Educación en valores:

Humor
Aprendizaje, conocimiento, sabiduría



Autor/a Gillot, Laurence
Laurence Gillot reside en la ciudad francesa de Nancy, donde trabaja como periodista en el Est Républicain, labor que combina con su vocación literaria, y su dedicación preferente a la literatura juvenil. Ha escrito numerosas obras para jóvenes y esta es su primera adaptación de un texto clásico. Cuando terminó de escribir afirmó, mostrando como siempre su entusiasmo por la literatura: «Creo que las Metamorfosis han transformado mi visión del mundo y de todas las cosas que me rodean».

Ilustrador/a Flores, Enrique
Nació en Badajoz en 1967. Estudió Bellas Artes en la Universidad Complutense y Diseño Gráfico en St. Martins, Londres. Después de unos años trabajando en publicidad, pasó a la ilustración como actividad profesional. Algunos de sus últimos libros son «El conde de Montecristo», «Libro de Pares» y «BeBop». En Anaya ha ilustrado los títulos de la colección «Tus Libros Selección», entre otros.

sábado, 7 de marzo de 2009

Exposición en la Fundación Telefónica


Weegee's New York

Del 5 de marzo al 17 de mayo Con el objetivo de difundir y dar a conocer la obra de los grandes maestros históricos de la fotografía, Fundación Telefónica se complace en presentarles la exposición Weegee’s New York, una selección de 280 obras pertenecientes a la colección privada de los suizos Michel y Michèle Auer. El New York de Weegee representa una oportunidad excepcional para aproximarse a las imágenes cotidianas de la metrópoli americana durante la década de los años 30 y 40 de la mano de una de las figuras más relevantes de la fotografía del S.XX.

Sala de Exposiciones:

Gran Vía, 28 (Acceso por C/ Valverde, 2).
28013 Madrid
Teléfono: 915226645
E-mail: mostrador.museo@telefonica.es


Horario:
De martes a domingo de 11 a 21 h
Lunes cerrado
---------------------------------------------------------
Días 6, 24 y 31 de diciembre : 11 a 14 h
Días 25 de diciembre, 1 y 6 de enero: cerrado


martes, 3 de marzo de 2009

Aparición - Luis Alberto de Cuenca

(Aquí tenéis uno de los poemas que nos ha leído el poeta Luis Alberto de Cuenca hoy en el instituto. Espero que os guste)

Vagaba yo perdido en mis miserias
–ínfima parte de las mezquindades
y estrecheces del mundo– cuando tú
apareciste, y de repente todo
lo que nos rodeaba se borró,
como en una película romántica,
y vi que había estrellas en tus labios
centelleando sin cesar, y supe
que me obsequiabas ese firmamento
sin pedir nada a cambio, y que en tu gloria
había sitio para mi tristeza.
De modo que instalé en tu corazón
mi tienda de campaña, y tú cerraste
con llave las ventanas de tu pecho,
y nos quedamos a vivir allí,
calentitos, felices.

Luis Alberto de Cuenca
(La vida en llamas, 2006)

lunes, 2 de marzo de 2009

Bienvenidos al centro del futuro


http://www.elpais.com/articulo/educacion/Bienvenidos/centro/futuro/elpepiedu/20090302elpepiedu_3/Tes/

REPORTAJE

Bienvenidos al centro del futuro

Más de 60 institutos llevan a cabo un proyecto piloto con nuevas tecnologías

ELENA SEVILLANO - Madrid - 02/03/2009

ADSL en las aulas, ordenadores portátiles para que toda la clase trabaje con ellos, sala de informática, seis pizarras digitales interactivas (PDI), cañones multimedia, uso cotidiano del blog, del skype... Los 300 alumnos del instituto público Valle del Tiétar de Arenas de San Pedro (Ávila) lo tendrían más fácil en la nueva prueba sobre capacidad lectora en formatos electrónicos que incorpora el Informe PISA en 2009. Su instituto pulveriza la media de equipamiento TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) de los centros educativos españoles, que en el curso 2006-2007 se situaba en un ordenador por cada 6,6 estudiantes.

En el instituto abulense, de ESO, Bachillerato y FP, el carrito con portátiles va circulando continuamente y los profesores lo reservan mediante un cuadrante en línea. Su despliegue tecnológico tiene truco: es uno de los 66 centros avanzados TIC que funcionan en España según la memoria de la red TIC. Existen por un acuerdo de la empresa pública red.es con 11 comunidades, entre las que no figuran Extremadura, Andalucía, País Vasco o Madrid, que tienen sus propios programas. Los alumnos de 1º de ESO van cogiendo un portátil del carrito y se colocan por parejas en sus pupitres. Hoy les toca dar el color en la clase de plástica, y lo hacen mediante una WebQuest: una investigación a través de Internet y guiada por su profesor, Salvador Llopis, que les ha dado por escrito los conceptos y algunas direcciones. "Así es más divertido, somos nosotros quienes vamos descubriendo las cosas", destaca un estudiante.

La memoria de la red TIC habla de mejora de la enseñanza aunque sin cuantificarla: toca más de cerca a los alumnos, propone un aprendizaje más activo, trabajo en equipo. Su implantación requiere un cambio metodológico que muchas veces se le sale por las costuras a un sistema de escuela antiguo, que encorseta, según reconocen docentes implicados. Entonces les toca a ellos ir nadando y guardando la ropa entre programaciones y sistemas de evaluación rígidos y una forma diferente (y en su opinión mucho mejor) de enseñar.

Implantar las TIC es imposible sin un claustro dispuesto, según tercia el director del Valle del Tiétar. A él le ha tocado hacer campaña entre compañeros escépticos. Los hay de todas las edades, "veteranos que no entienden y nuevos que tampoco", afirma. También es importante una labor divulgadora con los chavales: "Hacerles tomar conciencia de que el ordenador no es sólo para jugar, que es una herramienta de información y aprendizaje muy potente que han de saber utilizar". Y, por el flanco de los padres, tirar de las TIC para mejorar la comunicación: este curso, familias y tutores estarán conectados a través del correo electrónico. Isabel, profesora de geografía e historia, admite que para los jóvenes resulta mucho más atractivo enchufar la PDI y ver en un mapa el avance de Napoleón o de los nazis que escuchar su explicación sin más. "Lo visual engancha", sentencia. Sus alumnos elaboran mapas de los paisajes agrarios utilizando Google Map y mantienen un punto de encuentro en línea de la materia, al que se accede por contraseña.

domingo, 1 de marzo de 2009

Cantares de Joan Manuel Serrat Homenaje a Antonio Machado



Letra de la canción:

Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo camino,
camino sobre la mar.

Nunca perseguí la gloria,
sin dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo a los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana,volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...

Nunca perseguí la gloria.

Caminante son tus huellas
el camino y nada más;
caminante no hay camino
se hace camino al andar.

al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás Letra de Cantares - Joan Manuel Serrat - sitiodeletras.com
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...

Hace algún tiempo en ese lugar
dónde los bosques
se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar:
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe,verso a verso...

Cuándo el jilguero no puede cantar,
cuándo el poeta es un peregrino,
cuándo de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...

PROVERBIOS Y CANTARES - XXIX

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

Antonio Machado